Una nueva era en tecnologías de sanación

Hace unos días, mi perrito sufrió una serie de ataques epilépticos. Después de tres días hospitalizado y fuertemente medicado, regresó a casa apenas pudiendo sostenerse: débil, desorientado, sin brillo en la mirada… no era él.

 

Lo llevé directamente a una sesión de terapia energética. Lo que ocurrió fue extraordinario: al comenzar la sesión, sentí cómo su energía regresaba. Poco a poco, empezó a responder, a moverse con más fuerza, a mirar con más presencia.

​

​

​

​

Llevo años lidiando con ansiedad silenciosa. No la que te deja gritando, sino la que te mantiene funcionando… sin sentir nada. Siempre en alerta. Siempre desconectada.

Probé de todo: meditación, suplementos, terapia tradicional. Nada aterrizaba del todo.

 

Un día, llegué a Centara casi por intuición. Durante la sesión de frecuencia energética, no sentí un golpe de efecto. Sentí silencio. Un silencio limpio, profundo, nuevo.

​

​

​

​

​

Tengo 75 años y por muchos años he padecido de osteoartritis. El dolor en las caderas y la espalda era constante, limitaba mi movilidad y mi calidad de vida. Como médico, siempre fui muy escéptico con las terapias alternativas, pero después de tanto probar sin resultados duraderos, decidí darles una oportunidad.

Realicé 2 sesiones en la cámara taquiónica y 3 de energía escalar. Para mi sorpresa, después de la segunda sesión el dolor comenzó a disminuir notablemente, y al terminar la quinta, prácticamente desapareció. Hoy camino sin dolor, con mayor ligereza y energía.

Nunca pensé que algo así pudiera funcionar, pero tengo que reconocer que ha marcado una diferencia real en mi vida. Estoy sinceramente agradecido."